FerroDrama es una agrupación de intervención teatral surgida tras las causas armadas a trabajadores metalúrgicos de Emfer y Tatsa, luego de la Masacre de Once. Con su función número 25 en las calles, el grupo busca contar la verdad oculta sobre el hecho y sus antecedentes. Por Laura Cabrera en Marcha
Surgió en el verano de 2014 con un solo objetivo: contar la verdad sobre lo sucedido antes y después de la Masacre de Once, en 2012. Ese es el pilar de FerroDrama, agrupación teatral que recorre barrios, peñas, marchas y estaciones de tren para difundir y exigir el cierre de las causas armadas a obreros metalúrgicos de Emfer y Tatsa, quienes luego de presentar informes rescatados de las empresas y apunto de ser quemados (claro indicio de que se trataba de pruebas), fueron culpados por llevarse esos papeles de la empresa. "Robo de papeles", esa fue la acusación de la Justicia para quienes denunciaron lo sucedido, con el fin de esclarecer lo sucedido aquel 22 de febrero de 2012.
Esa es la historia que difunde FerroDrama a través del teatro, la historia no incluida en la agenda de medios. Con la función número 25 cumplida, Emiliano, integrante del grupo, dialogó con Marcha acerca de esta propuesta cultural, la lucha obrera y una causa que no todos conocen.
-¿Por qué toma forma FerroDrama?
Surge por la iniciativa propia de compañeros y compañeras que veían la necesidad de contar qué había pasado con la Masacre de Once. Tiempo después de lo sucedido, ellos se encuentran con que existían situaciones de irregularidad, había mucha información relacionada con cuestiones internas sobre lo sucedido que no se estaban comunicando a la sociedad. Entre esas cosas se encuentran con que, por ejemplo, los obreros metalúrgicos de los talleres de Emfer y Tatsa, habían denunciado hace tiempo irregularidades con respecto al mal estado de las vías, el desguace de los trenes, la falta de repuestos para reparación. Todo esto fue sistemáticamente evadido por la justicia. Pero después sucedió que al poco tiempo de la masacre, los obreros se encuentran en Emfer con un depósito lleno de papeles, parte de ellos quemándose en una hoguera. Al ver esto, los obreros rescatan los papeles y se dan cuenta de que eran balances y otras cuestiones más que seguramente tenían que ver con la malversación de fondos de la patronal, de Cirigliano y del Gobierno. Todo indicaba que se estaban ocultando pruebas de lo sucedido. Lo que hacen es denunciar esto ante la Justicia, considerando que esos documentos eran fundamentales para el esclarecimiento de los responsables de la muerte de estas 52 personas, pero en vez de tomarlo como pruebas fundamentales, la Justicia se pone del lado de la patronal y acusa a los obreros por “robo de papeles”, algo insólito, porque ellos entregan pruebas terminan siendo culpados por esto. A partir de ahí se le inician causas legales.
-A partir de ahí FerroDrama comienza a explorar el mundo del teatro…
-Sí. El grupo comenzó en el verano de este año, siempre con el apoyo del cuerpo de delegados de Emfer y Tatsa, con quien tenemos un contacto muy cercano porque son los directamente afectados. Hoy somos más de diez integrantes y nos caracterizamos por hacer teatro popular en el sentido de que las personas que se suman no necesariamente tienen que traer experiencia teatral sino informarse sobre lo que está sucediendo. En caso de querer participar es el propio grupo el que te da las herramientas teatrales. Este grupo además de ser abierto tiene como característica que los roles van rotando, no hay actores fijos. Con esta base, la idea era ver cómo se podía contar a toda la sociedad lo que realmente estaba pasando, sabiendo que todo era tapado por los medios de comunicación. Ahí surge la idea de hacer una obra de teatro con características de intervención teatral, para que se pueda presentar en las calles, en actos, marchas y demás. Esta obra teatral lo que trata es contar esta injusticia que sufren hoy los obreros. A partir de ahí, esos compañeros empiezan a contactarse con gente amiga, cercana, conociendo esta idea y ahí empieza a formarse lo que es hoy FerroDrama, con la mayoría de sus integrantes convocados por otros compañeros.
-Eligieron al teatro con toda su estética como herramienta de denuncia, ¿por qué?
-Con el teatro nosotros podemos hablar un poco más de lo que sucede, podemos generar un atractivo visual y estético. Pero si bien puntualizamos en ese conflicto en particular, no somos inocentes porque sabemos y nos damos cuenta de que esto visibiliza los conflictos de otros. Nosotros estamos para aportar a la absolución de los delegados dentro de esta causa. Es un granito de arena desde el arte. Venimos de distintos sectores, acá vas a encontrar obreros de fábrica, estudiantes universitarios, artistas y otras variantes, pero todos tenemos en claro que estamos usando el arte y buscando la potencialidad que haga que algo que nosotros consideramos una injusticia se pueda comunicar a la gente. Que se comunique a través del arte hace que sea quizá hasta más “simpático”. Pasa muchas veces que alguien escucha un noticiero y cambia de canal o ve este tipo de casos en los noticieros y piensan ‘estos negros de mierda que no laburan’, con la típica caracterización y estigmatización del obrero. Los compañeros de Tatsa muchas veces cortaron la General Paz y pocas veces se habló del tema.
-¿Cuál es la respuesta del público ante esta causa no conocida por todos?
Depende del lugar de la presentación. El grupo va a cumplir sus 25 presentaciones en el año y lo que notamos es que depende de dónde y del público, la mirada sobre todo esto. Si es un público que tiene que ver con una peña en apoyo a algún cuerpo de delegados, en donde se encuentran obreros que tienen cierta cercanía con respecto a la lucha obrera, por lo general es un público que sabe de la causa y cuya devolución se basa en reconocernos que el teatro los alienta. Y eso es algo que nos excede porque habla del teatro como herramienta de arte que alienta a la lucha a los propios protagonistas, que a la vez son quienes nos alientan a nosotros para actuar. Es una devolución de nosotros hacia ellos porque sus luchas nos alientan, nos dan ganas, cuerpo, potencia. Nosotros a ellos y ellos a nosotros, es como un gesto de hermandad. Todo esto también coincide con que hoy los grupos jóvenes, con una media de veintipico a treinta y pico de años ven a este espacio como algo que se recuperó, el teatro de la calle, del pueblo, de la lucha. Y también sucede que el espectador militante u obrero lo ve como algo novedoso.
-¿Y qué sucede con el público no vinculado a las luchas populares o a la militancia?
Hay un gran desconocimiento sobre lo que pasa con respecto a este avance de lo que sería la Justicia en contra de la lucha obrera. Esto es lo que más sorprende. Primero por las características de casi absurdo que tiene el hecho de que un obrero presenta una prueba sobre una masacre de 52 personas y en lugar de tomarlo como prueba fundamental, se lo persiga. Para el ciudadano común es medio absurdo pero para nosotros responde a las características del sistema capitalista. Pero para el público que no maneja estas herramientas es absurdo y hasta cuasi gracioso. La obra produce mucha gracia en varios momentos, pero es una gracia del no poder creer la realidad. Muchos se acercan, se quedan charlando, nos preguntan detalles sobre lo que comunicamos. También está el usuario común inmerso en un desconocimiento total sobre lo que está sucediendo con los trenes. Algunos lo ven con rechazo, porque está mal vista la lucha obrera y los piquetes, entonces nos ignoran o lo toman como un hecho puntual. Lo que si observamos en las presentaciones que el discurso oficialista ha calado muy fuerte en la gente, esto de los trenes chinos, que parece que de golpe los trenes andan bien, que ya no hay problemas. Es como que de golpe un sistema vaciado que trae una larga data desde los 90 y después con el gobierno de Kirchner (que renueva las concesiones con Cirigliano) quedó en el olvido. Parecería que con mucha astucia, ante esa tragedia que conmocionó a todos, el Gobierno invirtió mucho en una estrategia publicitaria, de comunicación y dentro de esto, los trenes chinos.
-¿Y qué generó todo eso?
Eso hace que la sociedad en su conjunto tenga la sensación de que se solucionó el tema. Pero no es así, porque vos podés tener un Mercedes Benz pero si tenés una calle de tierra el auto se te va a romper. Y acá hay un vaciamiento muy grande que tiene que ver con lo que viene sucediendo desde hace un montón de años, que es justamente el motivo por el cual la gente dejó de darle importancia a lo sucedido. Nos olvidamos muy rápido de lo que sucede. Entonces como grupo nosotros lo que hacemos es tratar de actuar la mayor cantidad de veces porque es como insistir con esto de que acá las causas avanzan sobre los obreros, acá hay una persecución con respecto a la lucha obrera, acá la Justicia está al lado de la patronal, acá hay complicidad estatal. Entonces nuestro grupo desde el teatro, con nuestro pequeño granito de arena lo que hace es tratar de comunicar esto todo el tiempo. Además esto también ayuda a que se vea lo que sucede con los trabajadores de Lear, con Paty y otras tantas asociadas al avance de la represión, de las causas que se le hace al obrero que lucha. Consideramos que esto no se acabó, al contrario, como grupo consideramos que se ha endurecido mucho más.