Maria Esther Tello fue una de las madres de Plaza de Mayo, una activa defensora de los Derechos Humanos y todo un símbolo del anarquismo militante. Falleció el 1° de abril a los 84 años en el Hospital Italiano de La Plata.
“Nuestra organización no intenta dirigir las luchas,
sino impulsar, orientar, aportar y participar (…)
No somos los sustitutos de la acción del pueblo sino
sus incentivadores”
(Documento fundacional de Resistencia Libertaria)
María Esther Biscayart de Tello nació el 31 de agosto de 1930 en La Plata, allí se inició en la docencia en escuelas rurales y como Trabajadora Social del Departamento de Extensión Universitaria. Ésa fue la ciudad donde nacieron sus hijos desaparecidos luego por la dictadura, Pablo, Marcelo y Rafael.
En los´50 fue integrante del grupo anarquista Voluntad hasta que éste se disolvió. Unos años después, en 1967, su hijo mayor, Pablo Daniel, ingresó a la Facultad de Ingeniería donde participó de la creación de grupos estudiantiles anarquistas que conformarían posteriormente el núcleo de la organización Resistencia Libertaria (RL).
Lejos de la tradición dogmática y sectaria de “los anarquistas oficiales” de la FORA, el periódico La Protesta y la FLA; aquellos jóvenes militantes vivían una realidad donde asomaba el influjo de las revoluciones de Cuba y China, los Tupamaros de Uruguay o los Black Phanters de Estados Unidos, así como también el Mayo francés y la nueva izquierda clasista que florecía con la gesta del “Cordobazo”. Las lecturas atentas de Errico Malatesta, el marxismo libertario de Daniel Guerin y las historias de los campesinos rebeldes de Néstor Makhno, guiaban las coordenadas de un viaje destinado a tomar el cielo por asalto.
El trabajo “Anarquismo y Nueva Izquierda” que caracterizó a la Resistencia Libertaria suponía la “centralidad obrera en el conflicto social”, para la que se propondría “una vía antiestatal de la construcción del poder obrero ubicando a RL dentro del amplio espectro político de su época en el espacio específico de las organizaciones clasistas de la nueva izquierda”*
Debido al permanente aumento de la represión, la RL analizó la posibilidad de sacar a su hijo Marcelo de La Plata (dado su nivel de exposición) y enviarlo a Córdoba a colaborar en el trabajo obrero alrededor de las experiencias clasistas del Sindicato del Caucho y Afines y la Mesa Provisoria de Gremios en Lucha.
Es así que el 8 de marzo de 1975 Marcelo participó de la movilización convocada por la Mesa de Gremios en Lucha que sacudió Córdoba capital repudiando el plan económico y la amenaza del inminente golpe militar. Al otro día, fue secuestrado por una patota de civil con armamento militar. El 11 de marzo una solicitada en el Diario Córdoba, firmada por la Mesa de Gremios en Lucha, llamaba a movilizar contra el plan Mondelli y “para recuperar con vida a los compañeros Luján y Flores de Perkins, Rafael Flores del Caucho, Soledad García de Docentes, Marcelo Tello y demás compañeros secuestrados”. A esa altura Marcelo estaba secuestrado en el D2 de Informaciones, centro de detenciones del Comando Libertadores de América y la policía provincial, ubicado al lado del Cabildo histórico de la ciudad.
Fue entonces que la RL analizó la posibilidad de que María Esther se exilie en Francia, desde donde inició una incansable labor de denuncia de la persecución política en su país y los crímenes de la dictadura. A pesar del aumento de la represión, RL logró conservar un trabajo de base obrero participando incluso en julio de 1977 de un importante conflicto en la fábrica Alpargatas, de Florencio Varela. Finalmente el 31 de mayo de 1978, Pablo Daniel y su hermano Rafael son secuestrados junto a otros compañeros en una serie de redadas tanto en La Plata como en Capital. La organización había sido destruida.
Al volver al país en 1984, María Esther se sumó a las Madres de Plaza de Mayo impulsando la lucha para enjuiciar a los genocidas. Con la sanción de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, volvió decepcionada a Francia donde se ligó a la anarcosindicalista CNT de Francia.
Con la anulación de la leyes de impunidad y el inicio de los juicios por crímenes de lesa humanidad, Tello volvió a Buenos Aires para continuar su lucha. Solidaria y sensible con las causas de los oprimidos y las oprimidas, mantuvo una militancia activa hasta sus últimos días. Entre sus últimas actividades públicas participó del 1er Encuentro Nacional Contra la Impunidad y la Represión en Buenos Aires, donde junto a una delegación de la Asamblea de Mexicanos en Argentina, exigió la aparición de los 43 normalistas desaparecidos.
En la última comunicación que mantuvimos me escribió: “Va a ser falta mucha fuerza aún pero sé que la tendrán”. Así fue ella, así la quisimos, así seguiremos miles su ejemplo mientras llevemos un mundo nuevo en nuestros corazones.
* Dicho fragmento pertenece al texto “Anarquismo y Nueva Izquierda” de Martín Albornoz, Pablo Gallardo y Guillermo Mármol, trabajo presentado en las 1° Jornadas de Historia de la Izquierda organizadas por el Centro de Documentación e Investigaciones de la Cultura de Izquierda (CeDInCI) (2000).
* Publicado originalmente en Marcha