EI 68 por ciento de lo tierra cultivada de Entre RÃos posee soja transgénica. Un pequeño productor vÃctima de los agroquÃmicos se transformó en un sÃmbolo de la lucha: disparó con su escopeta contra un tractor fumigador. Entrevista a Julio Ariza, el campesino que no quiere agrotóxicos en su campo y resiste al modelo transgénico.
Vida de campo. CrÃa de aniÂmales, quinta para auto- consumo, siesta y aire puro. Julio Ariza tuvo veinte años de vida tranquila en San Benito, Entre RÃos. Hasta que la agricultura "moderna" se instaló en el campo vecino. Soja, maÃz y más soja. Y, claro, agroquÃmicos. Fumigaciones con avión, luego con tractor (esos que tienen largos brazos rociadores y se los llama "mosquito"). SobreviÂnieron la muerte de animales. PriÂmero los chanchos, las crÃas nacÃan con malformaciones, las preñadas sufrÃan abortos espontáneos. La principal fuente de ingreso de la familia comenzó a quebrarse.
Hablaron con el vecino. No hubo solución. Fueron al Municipio e hicieron la denuncia policial. TamÂpoco hubo respuesta.
Lo volvieron a fumigar, con viento hacia la casa (y al corral). Al dÃa siguiente encontró más animaÂles muertos. VeÃa con impotencia cómo se perdÃa el sustento familiar.
Visualizó el mosquito con agroquÃmicos, otra vez fumigando hasta el borde de su campo. Fue al interior de la vivienda. Agarró la escopeta y caminó despacio hasta el alambrado. Nunca en sus casi 70 años habÃa hecho algo semejante, pero no lo dudó. Apuntó y apretó el gatillo. 37 perdigones dieron en la cabina del tractor. Ya nada volvió a ser igual.
Fue denunciado por el productor sojero y sindicado como un "sÃmÂbolo de la violencia" por los promoÂtores del agronegocios (desde empresarios y funcionarios, hasta medios de comunicación y veciÂnos). Y, en el otro extremo, recibió la solidaridad de las vÃctimas de los agroquÃmicos, organizaciones sociales, asambleas socioambientales.
En Entre RÃos el 68 por ciento de la tierra cultivada tiene soja transÂgénica. Julio Ariza tiene dos cerÂtezas: no utilizará agrotóxicos y no se irá de su campo.
Vida tranquila
¿Cuánto hace que viven acá?
-VivÃamos en la ciudad (Paraná). Soy perito mercantil, tenÃa oficina contable y fui martiliero público. En 1992 vinimos acá. Nos entuÂsiasmó vivir en el campo tranquilo, sano, respirar aire puro. Y luego comenzamos a pensar que también podÃamos vivir del campo. Son 7 hectáreas y media. Poco después comenzamos a producir.
¿Qué producÃan?
-Comenzamos con una chancha con crÃa y tres lechones. TenÃamos cero experiencia, con corrales muy modestos, hecho con palos, sin puerta. Luego fuimos mejorando. También tuvimos cabras, ovejas y hasta alguna vaca. En un momento hicimos cuentas y llegamos a la conclusión de que con cinco chanÂchas puede vivir una familia como la nuestra, con producción propia. Y a un vecino le cedÃamos parte de la tierra para producción de girasol, avena, alfalfa y de ahà sacaba el aliÂmento para los chanchos. CompraÂmos libros, estudiamos y todo fue prueba y error.
¿Y cuánto llegaron a tener?
-Hicimos la chancherÃa con tablas de madera y techo de chaÂpa. Y llegamos a quince madres y cien lechones. VivÃamos tranquiÂlos. Nuestro plan era tener 21 madres. Con eso podÃamos vivir bien dos familias y hasta tener un empleado.
¿Cuándo comenzaron los proÂblemas?
-En 2006 sacaron todo una franja de monte que habÃa entre el campo del vecino y nosotros. Y el mosquito pasaba y fumigaba. De a poco dejaÂron de verse las anguilas, tortugas, bichos que siempre hubo. Y un dÃa no se preñaron las chanchas. Algo pasaba. Al poco tiempo, aparecen diez chanchitos muertos y chanÂchas con abortos. ¿Qué pasó? Recordamos que habÃan fumigado, con viento, y con olor amargo que nos llegó hasta la casa.
¿Qué hizo?
-Fui a hablar con el vecino (SerÂgio Plez). Le dije si no será el glifosato el problema. Y él me fue sinÂcero. Me dijo que podÃa ser, que el mosquito fue en dÃa equivocado y fumigó con viento.
¿Acordaron algo?
-Le dije de buscar la forma de arreglar. "Vos no vas a ser más pobre ni yo más rico por diez chanÂchos. Arreglemos". Le propuse. Pero nunca quiso. Y siguió fumiÂgando.
¿Y qué pasó?
-Al tiempo vino la veterinaria a atender a una chancha preñada y sacó dos lechones con malformaÂciones. Ahà fui e hice la denuncia porque nos seguÃa fumigando, no respetaba la ley de agroquÃmicos que pone un lÃmite para no fumiÂgar, que sea un dÃa sin viento, que tenga que notificar y cuente con orden y control de un agrónomo. Hice la denuncia en la policÃa y el municipio.
¿Y qué respuesta tuvo?
-Ninguna. Cuando desde el JuzÂgado llamaron al veterinario dijo que era por los agroquÃmicos. Y está probado que fumigó con un 250 por ciento más de lo recomenÂdado. Eso figura en la receta del ingeniero agrónomo de ese dÃa.
Modelo
¿Sabe que quÃmico usó?
-Glifosato, 2-4D y atrazina. El 2,4D es un veneno terrible. Agarré el instructivo de uso y entendà todo lo que nos pasaba. Tiene conseÂcuencias en la salud y el ambiente. Está prohibido en un montón de paÃses.
¿ConocÃa de agroquÃmicos?
-No sabÃa mucho, pero acá se utiÂliza mucho y habÃa escuchado cosas. Pero cuando pasó esto me puse a estudiar. He leÃdo mucho, imprimà más de 2500 páginas y usé mucho internet, hasta tesis doctoÂrales que explican los efectos del glifosato y otros quÃmicos. Está probado que tiene efectos en ambiente y personas.
¿Cómo es el modelo productivo en la zona?
-Acá en San Benito la mayorÃa hace soja. Todos usan glifosato. Los jueces lo saben pero no hacen nada.
Ante sus reclamos. ¿Qué resÂpuesta tuvo?
-La SecretarÃa de Producción nos toma de imbécil. Dice que no hace nada. ¿Por qué mienten? He leÃdo mucho. No soy ni médico, ni ambientalista, pero sé que esto envenena y dentro 30 años no va a crecer nada.
¿Se considera ambientalista?
-No lo soy. Los admiro porque son pacÃficos. Se paran, reparten volantes. Van mil personas y son felices. Van dos personas y son feliÂces. Yo no soy asÃ. Pero les agraÂdezco mucho el apoyo que me dieÂron.
-¿Y el rol del Poder Judicial?
(Julio en la actualidad mantiene una denuncia penal contra su vecino por contaminación y daño a la propiedad; y una causa civil por daños y perjuicios por la morÂtandad de aves y cerdos, y daños en la salud de la familia).
-Los jueces acá están comproÂmetidos con el modelo sojero, o presionados, o no saben o... son estúpidos (sonrÃe). También hay que decir que acá no se denuncia las fumigaciones porque son todos parientes, o empleados, pero hay muchos afectados. Y asà sigue la cadena y cada dÃa usan más veneÂnos.
Disparo
¿Qué pasó en febrero de 2011?
-VenÃamos viendo cómo se morÃan los animales, que la Justicia no hacÃa nada, que perdÃamos nuestra forma de subsistencia. Y encima eso.
¿Qué es eso?
-En febrero de 2011 fue cuando entró el mosquito (tractor fumigaÂdor) a las 7.30 de la mañana. Y me dije "este tipo está loco. ¿Qué hace?" Vi que estaba por fumigar y bue... agarré la escopeta. Caminé despacio, pensando qué hacer... Si tiro al aire se me rÃe. Le tiro al tanÂque y hago desparramo. Le tiro a la cabina y se caga bien cagado. Y me dije que tenÃa pararlo ese dÃa o no lo paraba más.
¿Y qué hizo?
-Disparé. Le tiré a la cabina.
¿Oué pasó?
-Le hice 37 agujeros. TenÃas que ver al tipo (aplicador) el susto que tenÃa. Se fue.
¿Y luego?
-Me denunciaron por abuso de arma de fuego. Ahà sà que actuó rápido la Justicia (se rÃe). Vino el secretario del Juzgado a hacer allaÂnamiento. Si fuera delincuente, escondÃa el arma y no la encontraÂban nunca. Pero no soy delinÂcuente. Le di el arma y le conté cómo fue todo y los años que venÃa denunciando que me fumigaban.
¿Siguieron las fumigaciones?
-El tipo se emperró en fumigar. AparecÃa el mosquito, yo llamaba a la policÃa y dejaban de fumigar. Y yo no tenÃa ni una gomera... (sonrÃe). Y no vas a creer que él contrató a policÃas para que lo custodien!
¿Pudo hablar con el productor?
-Otro dÃa quiso fumigar, con escribano, policÃas, todo. Nos encontramos ahà en la calle. Y ahà le dije, con la policÃa adelante, la próÂxima vez no le voy a disparar un tiro al que fumiga, sino a vos. Entro, te busco y te cago de un tiro a vos.
¿Le respondió algo?
-Me dijo que me sabÃa capaz de eso pero que no me iba a dar plata. Y ahà nomás le dijimos que no queÂrÃamos plata, sino los animales, para seguir trabajando. Queremos los animales y que respete la ley cuando usa venenos. Alguien lo tiene que frenar o esto termina para la mierda.
Más muertes
¿Luego sucedió lo de las galliÂnas?
-Con mi hijo que estudia para ingeniero agrónomo escribimos un proyecto muy detallado para crÃa de gallinas. Obtuvo el crédito de 10.800 pesos. Hicimos el galpón, comedero, bebedero y 500 gallinas, con apoyo del INTA y del municipio de Oro Verde. VenÃa todo muy bien, engordaban bien.
¿Y qué sucedió?
-Las fumigaciones. Primero las gallinas dejaron de poner huevos. Llamé al INTA y no sabÃan qué pasaba. Hasta que un dÃa fue la peor. Estábamos sentado acá y senÂtimos el olor amargo, fuerte. Mi esposa corrió a cerrar todo y yo me quedé acá, ya está, preparémonos para lo peor.
¿Qué pasó?
-Algunas murieron ese dÃa y el siguiente. Comenzaron a actuar raro, caminaban muy poco y se tiraÂban y quedaban al sol, como los perros. Y las gallinas no son asÃ, andan siempre caminando. Y desÂpués sÃ, comenzaron a morir de a 50 por dÃa. Era terrible. Estaba el campo alfombrado de gallinas muertas. Perdimos toda la producÂción.
¿Pudieron acordar con el vecino algún arreglo?
-No hubo nada. Le dijimos que deje de fumigar. Y lo denunciamos.
¿Cómo los afectó la muerte de los animales?
-Nos arruinó. Nos sacaron la forma de subsistencia. Mi hijo comenzó a cortar el pasto, hacer jardines, se la rebuscó. Y perdimos nuestro trabajo.
Propuesta
Ustedes tienen una propuesta de otro modelo productivo.
-Hay que buscar cordones verÂdes. Los pueblos tienen que tener un ingeniero agrónomo, veterinaÂrio, cordones verdes y galpón como feria. Podemos producir alimentos sanos. Que los otros si quieren se sigan envenenando, pero que no nos impongan su basura a nosoÂtros.
¿También está pensando otra alternativa?
-(SonrÃe) Estoy buscando el amaÂranto (planta que resiste al glifo- sato y que incluso puede avanzar sobre la soja o el maÃz transgénico).
¿Para qué?
-Si no nos dejan de envenenar los voy a bombardear con amaranto. Les voy a arruinar la cosecha. Será la venganza del amaranto.
Libertad
¿Cómo sigue hoy su vida?
-Queremos volver a producir. Sabemos hacerlo y queremos hacerlo. Chanchos, gallinas, incluso conejos. No me voy a ir de acá.
¿Muchos vecinos se fueron?
-Muchos se van. La gente vieja queda viuda, y arriendan. Les hacen soja y ellos se van a un deÂpartamento a Paraná. A nadie le importa si el que se queda acá se muere. Los viejos mueren y los hijos venden. Asà es que se acaban los productores chiquitos. Pero esos tipos no saben que nuestros nietos van a comer soja, más soja y luego ya no van a comer nada, porque esto va a ser arena, tierra. Y van a estar todos envenenados. Pero yo no me voy.
¿Por qué?
-Soy vasco. Ojo, no es que tengo apellido vasco. Yo me crÃe y pienso como vasco. Luego de cierta edad, ahora, casi 70 años, soy un etarra. ¿Qué es un etarra? Un tipo que le pelea a la vida. El Pueblo Vasco lucha por libertad. Los vascos lleÂgaron a esta tierra antes que los españoles, antes que los catalaÂnes. Y se les quita la tierra. Como acá le sucede a los charrúas, a los mapuches. ¿Por qué te cuento esto? Porque este tipo me robó la libertad... la libertad de caminar en el campo, de tener animales, pero sabés qué... ese hombre se equivocó de campo, de vecino, de lugar, de todo. Como buen vasco, no me voy a retirar de esta bataÂlla... la lucha continuará hasta que el sol se apague.
* Publicado originalmente en Periódico CTA 108