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En marcha


Del monumento a Julio Roca hasta adentro del Congreso de la Nación. Ése fue el trayecto que una cuadra repleta de personas caminó detrás de una serie de mujeres de pueblos originarios que sostenían una bandera que clamaba: “El Buen Vivir como Derecho”.

La concentración arrancó a las 13 horas y todo terminó pasadas las 18, con un escenario montado en la Plaza de los Dos Congresos, en una demostración de apoyo a los pueblos originarios, a sus derechos y una propuesta: el “buen vivir” como freno al extractivismo, el llamado a un equilibrio de la naturaleza, al respeto y la concepción de un Estado diferente. Las ideas parecen extraterrestres en medio de la carrera electoral. Sin embargo, las banderas que portaba la manifestación hablaban de temas reales y urgentes:

-La asamblea El Algarrobo de Andalgalá invitaba a pelear contra la Barrick Gold.

-Otra bandera completaba: “Si contamina, no es progreso”.

-Otra: “Aplicación de la Ley de Glaciares, ¡ya!”

-Y otro cartel: “¿Y si dejamos de pensar en las elecciones y pensamos en las próximas generaciones?”

La banda sonora fue una llamada de tambores que invitaban al movimiento, demostrando el gesto de toda la marcha: la alegría. “No somos pueblos tristes”, aclararon desde el micrófono. Según relataron las organizadoras, esta “primera marcha de las mujeres originarias por el buen vivir” que reunió a 36 pueblos no tiene un tinte de protesta ni de denuncia, sino que fue propositiva e invita a pensar en una forma distinta de concebir la relación del hombre con la naturaleza.

Los cantos completaron el sentido de esta idea:

-“La naturaleza tiene derechos”.

-“La tierra robada será recuperada”.

-“Las mujeres originarias somos la semilla de la vida”.

-“Este, oeste, norte, sur: ¡presentes!”

Amanda, esposa de Félix Díaz, fue una de las que encabezó la marcha y quien habló frente al acampe que mantiene su comunidad junto a otras, en plena Avenida 9 de julio; allí, en medio de un abrazo simbólico que detuvo la marcha al Congreso por unos minutos, aseguró: “No vamos a bajar los brazos”.

El paisaje fue colorido, un aporte de la bandera multicolor que representa a los pueblos originarios.

El olor fue de aerosoles, ya que una brigada de stencils se ocupó de sellar la Avenida de Mayo con dibujos, consignas y frases alusivas.

Ya cerca de las 16 horas, como estaba planeado, entraron al Congreso de la Nación representantes de las mujeres originarias, junto a Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel. Osvaldo Bayer, quien también participó de la marcha, debió retirarse antes.

Allí dentro plantearon lo que la calle gritaba afuera, con la esperanza, el tiempo y una consigna mapuche mirando al futuro:

-¡Marichi weu!

“Diez veces venceremos”.

* Publicado originalmente en lavaca.

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