El 2 de marzo se cumple un año del crimen de Berta Cáceres, coordinadora general del COPINH, y compañera de lucha con la que compartimos numerosos diálogos, encuentros, acciones políticas en nuestra Argentina.
Con Berta Cáceres aprendimos lecciones inolvidables, como la necesidad de conjugar las luchas anticapitalistas, antipatriarcales y antirracistas. Con Berta aprendimos el valor del ejemplo. Sus actos iban al lado de las palabras, ni antes ni después.
Con Berta Cáceres, rehicimos nuestras convicciones internacionalistas. La vimos en medio del golpe de estado en su país, movilizarse frente a la embajada de Chile en solidaridad con los hermanos y hermanas mapuche. La vimos en Colombia, recorriendo los caminos de la digna rebeldía. Sus palabras llegaron al Puente Pueyrredón, en los aniversarios de la Masacre de Darío Santillan y Maximiliano Kosteki. Con Berta entramos a la cárcel a visitar a la Galle, presa política como consecuencia de sus acciones internacionalistas.
Con Berta Cáceres aprendimos la legitimidad de rechazar las componendas politiqueras, que legitimaban el golpe de estado en los organismos internacionales, y la vimos marchar hasta El Salvador, para demandar a la OEA que no acepte el ingreso de Honduras –suspendida por el golpe de estado-, debido a que en Honduras no hay democracia.
Con Berta Cáceres y el COPINH aprendimos la dignidad del pueblo lenca, que defiende sus ríos, sus bosques, sus territorios y su libertad.
Con Berta las mujeres aprendimos que hay un feminismo que se hace en comunidad, en territorio, abrazando a la hermana que sufre las diferentes modalidades del capitalismo patriarcal. Y la vimos ejercer la libertad de decidir sobre su cuerpo, a pesar de las agresiones patriarcales y misóginas que recibió.
Berta fue, por sobre todas las cosas, una mujer revolucionaria y libre, que vivió como sintió y pensó.
Demasiado desafío para el poder. El Estado hondureño, servidor de las empresas transnacionales y de la oligarquía local, dio la orden de asesinarla.
El crimen se consumó. Antes Berta había sido perseguida, encarcelada, calumniada, criminalizada por ese mismo estado represor. Soportó también la ira de quienes negociaban con el mismo algunas prebendas.
Desde Argentina exigimos Justicia para Berta. Exigimos que el Estado hondureño asuma su responsabilidad en el crimen, por la desprotección en que vivió, por las amenazas que sufrió. Exigimos que el Estado hondureño se responsabilice por la concesión inconsulta de territorios indígenas, que lleva a la muerte de las comunidades. Que se responsabilice por la formación de estructuras criminales, como parte de las Fuerzas Armadas, entrenadas en por los servicios de inteligencia y los militares la Escuela de las Américas de EE.UU. Que se responsabilice por amparar a los narcos y sicarios, imbricados con militares y paramilitares.
Desde Argentina exigimos que aparezcan los culpables intelectuales del crimen de Berta y que se investiguen hasta el final las responsabilidades de la empresa DESA, y de quienes la financiaron: el Banco Centroamericano de Integración Económica, el FMO, el fondo Finnfund.
Exigimos que cese la persecución al COPINH y a otros movimientos populares de Honduras que siguen siendo amenazados, criminalizados y asesinados.
Exigimos que se cancele definitivamente el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, y todos los proyectos de muerte. Exigimos que la comunidad de Río Blanco sea resarcida en sus dolores. Exigimos la derogación de las concesiones en los territorios indígenas, garífunas y negros que no fueron aprobadas por las comunidades.
El 2 de marzo es el aniversario del crimen de Berta. El 4 de marzo es el aniversario de su nacimiento. En estos días, de dolor, lucha, pensamiento y acción, Berta se multiplica en nuestros corazones, trayendo desde su tierra, desde su esperanza, toda la rabia, toda la furia, toda la dignidad, que nos comprometemos a seguir multiplicando.
Desde el sur del mundo le decimos al gobierno arrastrado ante los gringos de José Orlando, que los pueblos lo están mirando con desprecio, y que más temprano que tarde lo juzgarán por estos crímenes.
Desde el sur del mundo le decimos a COPINH, y a las organizaciones hermanas en la lucha de Honduras, que estamos junto a ustedes, reviviendo a Berta en nuestro caminar. Que no están solos ni solas. Que los pueblos haremos la justicia necesaria. Que decimos con nuestras Madres de Plaza de Mayo: No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos.
Lo imposible, sólo tarda un poco más.
* Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía