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Yo no pago la luz ¿y usted?

En Mendoza, durante abril de 1972, un aumento de la luz produjo un levantamiento popular que derivó en otras reivindicaciones sociales. Avelino, trabajaba en una fábrica de revestimientos murales y participó en la organización de la columna de Maipú. Aquí cuenta lo que se vivió en esos días.

El año 1972 fue de alta conflictividad social en Mendoza y en toda la Argentina. En mi provincia había un prolongado paro docente, huelgas y manifestaciones de obreros mineros, contratistas de viñas, estatales. El gobernador, Francisco Gabrielli, era un miembro del partido demócrata mendocino designado a dedo por la dictadura de Lanusse.

A fines de febrero, las autoridades locales decidieron un demencial aumento de tarifas de electricidad del 300%, lo que generó repudio en la población. Ante tamaña bronca empezó a tomar cuerpo la idea de no pagar el aumento.

La CGT y los sindicatos en su gran mayoría estaban conducidos por dirigentes pro-patronales, igual que hoy, aunque había una mayor proporción de agrupaciones clasistas y combativos. La actividad política estaba prohibida, aun así los partidos tradicionales se enfocaban en adecuarse a la salida electoral que se avizoraba.

Fueron entonces las “Uniones Vecinales” los puntos de organización para canalizar la protesta. En las primeras reuniones tomó forma la decisión de no pagar las tarifas, la empresa y el gobierno ante ese gesto no podían cortar a todos el servicio.

Para explicitar de manera clara y contundente tal resolución, los vecinos se reunieron en una plaza a hacer una parva con las boletas y quemarlas públicamente para que no quedasen dudas de que no estaban dispuestos a tolerar el tarifazo.

A esto le sucedieron otras iniciativas. En las vidrieras de los comercios y en las paredes se ponían inscripciones alusivas a la decisión de no pagar. La más recurrente de ellas era “Yo no pago la luz ¿y usted?”, parafraseando una consigna de la dictadura que decía “Yo quiero a mi Argentina ¿y usted?”.

Así sobrevino la salida a la calle con una manifestación el 2 de abril que reunió más de diez mil personas ¡en Mendoza y en un día domingo! Algo impensado para todos.

Para el 4 de abril se organizó una concentración frente a la casa de gobierno. La CGT anunció un paro de 12 a 14 horas para el mismo día, cada gremio optaba por hacerlo activo o no. Eso se convirtió en paro general por casi una semana.

Esa jornada contó con la presencia determinante de la clase obrera organizada y demostró, con su masividad, una expresión muy alta de ánimo y conciencia. A los cánticos y consignas anti-tarifazo fuimos sumando expresiones de contenido anti-dictatorial, siendo una de las consignas más cantadas “luchar, vencer, el pueblo al poder”.

El estallido fue consecuencia de la represión, primero a un grupo de maestras, en el local de su gremio y luego a la concentración en la casa de gobierno. Las fuerzas policiales que agotaron sus reservas de gases y demás recursos represivos recibieron como respuesta una lluvia de piedras y terminaron con todos sus vehículos incendiados incluidos dos hidrantes y una autobomba.

Los gobernantes recurrieron a la gendarmería y el ejército para evitar que la casa de gobierno fuera tomada por los civiles y restablecer el control de la ciudad. Todo el día les llevó recuperar el casco céntrico y más de una semana controlar los barrios periféricos del gran Mendoza, a pesar del desproporcionado despliegue de fuerzas y recursos. Tan desproporcionado como el mismo tarifazo que dio origen al conflicto.

Hay un sinfín de conclusiones y enseñanzas que dejó el Mendozazo. Pero hoy a tono con lo que nos toca vivir, con un gobierno compuesto por los mismos sectores, los mismos intereses y hasta las mismas familias de las tantas dictaduras que hemos sufrido; creo que es necesario hacer hincapié en el hecho contundente de que aquella vez el tarifazo no se concretó. Porque tres días después de aquellas históricas jornadas, la dictadura decidió dar marcha atrás con los aumentos. El pueblo tiene un enorme poder si es que decide ejercerlo. ¿No habrá llegado el momento de dejar de lado las formas de protesta que terminan dividiendo a la población y encarar otras que realmente perjudiquen a los opresores, como hicimos los mendocinos el 4 de abril de 1972?

* Publicado originalmente en Revista Mascaró

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