Apertura de sesiones en la legislatura jujeña: una pantalla gigante y una movilización más gigante
Con un inusitado operativo de seguridad el gobernador Morales dio su discurso en el inicio de sesiones de la legislatura, detrás del vallado, una enorme movilización era dispersada a fuerza de balas de goma y gases y volvía luego a concentrarse.
El gobierno ofreció un magro 5% de aumento a los gremios estatales, en una provincia donde los principales salarios son los estatales, la represión se cebó no hace mucho con los gremios privados más combativos de la provincia, los azucareros, a los cuales tampoco les ofrecieron el aumento debido y debieron observar decenas de despidos, los docentes se encuentran en plena lucha, escuelas como la “Helen Keller” (hipoacúsicos) o la escuela provincial de teatro “Tito Guerra” se encuentran en plena resistencia de un cambio inconsulto de edificios e infraestructura y varios CEIJAs (terminalidad escolar para jóvenes y adultos) se enfrentan a un cierre obligado. Con esta muestra sólo de los temas en boga últimamente era de esperar que el discurso de apertura de sesiones del gobernador en la legislatura jujeña no fuera un hecho inocuo.
Por lo visto esto mismo presintió el gobierno, sobre todo tras oír las convocatorias a marchas de los gremios, pues el operativo de seguridad montado alrededor de la legislatura, las unidades en puntos nodales de la ciudad capital y el gran número de agentes de civil entremezclados fue apabullante.
En el caso del cordón de seguridad, este rondaba en algunos puntos hasta dos cuadras de la legislatura y en la avenida en que la legislatura da al puente Gorriti había dos vallados, seguidos, acomodando, detrás de cada uno, a casi una centena de policías con equipo antidisturbios en dos hileras, sin contar la montada, policías no equipados, infantería de refresco y personal de vigilancia, drones, etc, esto entre los visibles, pues también fueron detectados y espantados por l@s manifestantes un buen número de policías de civil.
Detrás de toda esta parafernalia represiva, al lado del acceso principal a la legislatura, había una pantalla gigante.
Acaso unas 150 personas estaban inicialmente frente a la pantalla ubicada dentro del cerco, mitad de banderas radicales (traídas en 5 colectivos de los de larga distancia) y mitad de la organización ODIJ. Detrás del vallado, los números se multiplicaban por 6, luego por 7, luego por 8... a medida que iban llegando contingentes de gremios, organizaciones sociales, políticas, estudiantes en lucha o familiares de estudiantes. Las diversas banderas y carteles llegaban en columnas y se fundían en un solo remolino frente al vallado, mezclándose, incluso aquellas banderas que no suelen mezclarse en casi ninguna marcha, son vistas en columnas separadas o incluso de manera alternada en marchas alternadas por temáticas distintas y hasta opuestas.
La larga descripción anterior no es baladí, es casi el cuadro que un pintor eligiría para sintetizar las profundas contradicciones entre el inicio de actividades de la institución más diversa de la democracia burguesa y la conjunción de varias luchas y reclamos populares que no encuentra lugar sino tras el vallado de esa institución, entre una pantalla gigante y una movilización gigante, entre declamaciones y reclamos, entre discurso y gases.
La multitud seguía acumulándose y ya antes de caer la tarde los primeros gases irritantes y las primeras balas de goma hicieron su aparición, la gente retrocedía ante las andanadas, pero al poco tiempo volvía a congregarse frente a las vallas. Al caer la tarde este minué represivo de gases, balas de goma, dispersión y reconcentración dejaba dos evidencias: la primera, que la orden era despejar el frente del vallado ante la más mínima aglomeración, la segunda, que la gente no iba a dejar esta lucha.
Ya a la tardenoche Morales arrancaba su discurso y la bronca popular, acicateada con la respuesta represiva, se inflamaba ante algunos de los párrafos del discurso que tenuemente se oían a la distancia, en particular cuando el gobernador hablaba de educación, salarios y elogiaba acciones de gobierno, que acaso llamaron a aplausos en el recinto, pero afuera del vallado sólo convocaban a las piedras.
Ya entrada la noche el minué represivo dejó como saldo vari@s herid@s con balas de goma, seguro vari@s identificad@s por los drones, alguna gente descompuesta por los gases y dos certezas. La primera es que la racha de imagen de Morales parece estar llegando a su fin, la segunda, que muchas luchas están prestas a resistir y tienen fuerza y gravitación para hacerlo.
Ahh, hay una tercera certeza, que el vendedor de “mandarinas antirrepresivas” que se apostó en medio del gentío cuando inició el minué tiene la semana asegurada. De hecho, esta última certeza es decisiva, las otras parecen ser nada más que el inicio de una larga lucha que arranca con dos años de atraso.
* Publicado originalmente en Radio Pueblo