Nació en Carrascal, el 15 de febrero de 1811 en uno de los barrios más pobres de San Juan y falleció el 11 de septiembre de 1888. Fue maestro, político, periodista y militar, presidente argentino desde 1868 hasta 1874.
En la República Argentina, Sarmiento ocupa un lugar entronizado, como héroe por la historiografía liberal. El día de su muerte es feriado escolar, hay actos en su nombre y hasta tiene un himno.
Si vamos hablar de él no vamos a contar lo de siempre: buen alumno, gran maestro, etc. Si vamos hablar de Sarmiento, vamos a contar esa parte de este personaje que ha sido ocultada. Necesitamos correr el velo de las mentiras que condecoran a este personaje racista, para darnos cuenta que se ha tapado la realidad para que no se sepa cuáles son los móviles políticos que formaron este país, y así tener un pueblo ignorante. Si nos guiamos por la historia contada por Bartolomé Mitre y todos sus seguidores, historia hecha a imagen y semejanza de estos, entonces no conoceremos la verdad, ya que se mintió a sabiendas, y nunca se basó en documentos, Mitre solo lo hizo para justificar su política.
Esta falsedad de los hechos, sirvió para que, como en este caso se utilizaran nefastos nombres en nuestras calles.
El genocidio de pueblos originarios fue fomentado por el pensamiento de “próceres” como Sarmiento, tener una calle con su nombre, es impulsar, apoyar a seguir asesinando a pueblos originarios como lo hace el Estado argentino.
Veamos ahora algunos memorables escritos o alocuciones para saber más del pensamiento de este “célebre defensor de la pureza racial”.
“¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderla remediar, esa canalla no son más que indios asquerosos a quienes mandaría a colgar, ahora mismo si aparecieran. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos porque así son todos ellos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin siquiera perdonar al más pequeño que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”. ("El Nacional", 25 de noviembre de 1876).
“Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: por que el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga, recoge los desperdicios, de manera que es útil sin necesidad de que se le de dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más de comer”. (Discurso en el Senado, 13 de septiembre de 1859).
“No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de la chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tiene de ser humano”. (Carta a Mitre, 20 de septiembre de 1861).
“Para civilizar a la Argentina se debe desplazar a los autóctonos, para ser reemplazados por europeos”.
* Publicado originalmente en Espacio de Articulación Mapuche