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El ocaso de los monumentos de la dominación


Durante la gran marcha del pueblo nación mapuche en Temuco, el pasado martes 29 de octubre, se produjo un hecho de alto contenido simbólico para el proceso de lucha por la autodeterminación del pueblo nación mapuche: los manifestantes derribaron y destruyeron monumentos asociados al relato histórico impuesto por el colonialismo y la dominación en el Wallmapu.

Por segunda vez rodó la cabeza de Pedro de Valdivia. La primera vez (la real) fue el 25 de diciembre de 1553 en Tucapel a manos de uno de los héroes legendarios mapuche, el toki Leftraru. Esta vez (en forma simbólica) los hijos de la tierra que hoy continúan la lucha de los ancestros derribaron el busto del español y lo arrastraron por las calles de la waria (ciudad).

También cayó otro monumento, el del militar chileno Dagoberto Godoy, cuya cabeza fue llevada hasta el lugar donde está emplazado otro monumento, el del toki Calfulicán, y de una de sus manos la dejaron colgando.

Se trata de la resignificación de la historia en base al concepto del Weñuain o venceremos, a pesar de los siglos de dominación y abuso, a pesar de una guerra de exterminio (mal llamada pacificación de la Aruacanía), a pesar del despojo de las tierras perpetrado por Estado y el wingka, y de la actual actividad depredadora de los territorios del Wallmapu a manos de las empresas forestales.

Un nuevo relato que emerge desde la descolonización del pensamiento y la historia, y que se proyecta al futuro bajo las consignas de la gran marcha mapuche: autoderminación, fin de la militarización del Wallpampu, y apoyo al proceso de movilización por equidad y justicia que vive el país.

El filósofo Enrique Dussel, uno de los grandes autores del pensamiento descolonizado, puntualiza que “la historia es como un forcejeo, una dialéctica compleja a largo plazo, aun los triunfos también son cortos y hay que saber acumular fuerzas para los próximos dos pasos adelante”. En tal sentido cobran relevancia los símbolos, entre ellos los monumentos, y como éstos expresan los procesos de cambio sociales y políticos.

En la compleja relación entre el mapuche y el chileno, descolonizar el pensamiento, el lenguaje y la comunicación, implica ver los hechos históricos desde la perspectiva histórica del oprimido, en este caso, el pueblo nación mapuche. Respecto de lo ocurrido en Temuco, pasa por considerar a figuras como la de Pedro de Valdivia no como conquistador, si no como invasor.

* Publicado originalmente en Periódico Fewla

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