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No todo es navidad: conmemoramos el ajusticiamiento de Valdivia


Un 25 de diciembre de 1553 se produjo una de las primeras y más importantes gestas realizadas por nuestro pueblo y en especial por el ejército mapuche, frente a la ocupación y dominación que pretendía imponer el imperio español sobre nuestro territorio. Ese 25, los mapuche al mando del Toki Leftraru, triunfaron en Tucapel y Pedro de Valdivia fue ejecutado.

Catorce años iba a cumplir la llegada del invasor extranjero al Wallmapu y desde los primeros contactos reinaban en nuestro pueblo el desconcierto y el miedo, pero principalmente el desconocimiento de este nuevo enemigo que no solo venía para quedarse, sino a esclavizar y exterminar de una forma nunca antes vista.

Unos diez años antes los españoles habían capturado a un adolescente mapuche y Valdivia lo hizo su paje. Su nombre, Leftraru. Este comprendió que eran débiles, igual que todo hombre y comprendió la utilización del caballo y principalmente su dinámica militar, forma de vida y puntos débiles. Un par de años después Leftraru escapó, llevando consigo armas y caballos e introdujo un cambio radical en el ejército: lo ordenó en escuadras y divisiones, cada una con un mando, fomento el orden y la disciplina, creo nuevos tipos de armas acordes al enemigo y organizó divisiones especiales como los “laceadores”, columna de weychafe especializados en derribar jinetes españoles. Introdujo en los mandos la “economía de fuerzas”, la idea del repliegue estratégico, creo un servicio de inteligencia y espías esparcidos por todo el territorio que recolectaban información. Hizo entender a los guerreros que era importante prolongar el combate mediante embates de distintas divisiones una tras otra, ya que el peso de las armaduras contribuía al cansancio de las tropas enemigas. Las estrategias de Leftraru son hoy estudiadas en las mejores academias militares del mundo.

En 1553 los mapuche aniquilaron completamente el fuerte de Tucapel y cortaron todas las comunicaciones con fuerte de Puren, de modo que Valdivia partió a Tucapel en total desconocimiento de estos hechos, con la intención de reunirse allí con Gómez de Almagro que supuestamente venia de Puren el día de navidad. La marcha del ejército español fue monitoreada en todo el camino por el servicio de inteligencia mapuche quienes lo dejaron marchar sin problemas.

Extrañado por la calma que reinaba en su viaje, Valdivia arribó al fuerte de Tucapel el 25 de diciembre de 1553 y se dio cuenta con estupor que estaba completamente destruido. En momentos que se disponía armar su campamento fue sorprendido por la primera división mapuche, y con dificultad los españoles repelieron el ataque. Cuando Valdivia ya saboreaba la victoria una nueva división del ejército mapuche cayó sobre ellos, y esta situación ocurrió una y otra vez.

Al toque del Kull-Kull los mapuche se retiraron dejando libre la retirada a los españoles y en ese momento apareció Leftraru que cortó la retirada a Valdivia quien fue capturado. Tratado en todo momento como prisionero de guerra fue conducido a un sitio determinado donde según el Ad Mapu (ley mapuche) fue sometido a un consejo de guerra y a un juicio, donde en virtud de su responsabilidad sobre los asesinatos masivos de mapuche, esclavitud en lavaderos de oro, crímenes de guerra, invasión y ocupación del territorio fue condenado a ser ejecutado por decapitación.

Luego de estos hechos el ejército Reche comandado por el Toki General arrasó completamente con todas las ciudades españolas hasta la zona del Maule, y Leftraru planteó que al invasor no solo debía hacerlo retroceder, sino que era necesario destruirlo completamente.

Con este precedente comenzó la centenaria guerra de liberación desarrollada por el pueblo mapuche para defender su vida y su libertad, guerra de liberación que hasta hoy continua y que corresponde a los weychafe de este tiempo continuar, con la tarea y el ejemplo imborrable que nos dejó nuestro peñi/lamien toki Leftraru.

Continuemos siempre ejercitando nuestra memoria, respetando y honrando el ejemplo, el esfuerzo, el trabajo y la inteligencia de estos guerreros dignos y valientes que nos acompañará siempre en nuestra existencia como nación. Rendimos un homenaje a nuestro ejército mapuche que supo poner en lo más alto la bandera de nuestra nación, la Wuñellfe, que es nuestro deber izar hasta en el último fundo, en el último predio forestal, en el último edificio wingka que quede en nuestro territorio liberado.

* Publicado originalmente en Periódico Fewla

** La talla en madera es una obra de Rodolfo Gutiérrez; y la fotografía de Esteban Sunyer

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