Un 8 de marzo, un día como otro cualquiera para celebrar la vida, nacía Dolors Prat Coll. Una de tantas. Era el año 1905. Nacía en Ripoll, en una familia muy de misa y temerosa de Dios. A Dolors la metieron con las monjas. Salió despavorida de aquel infierno en la Tierra y con 8 años se convierte en ama de casa, a los cuidados de sus cuatro hermanos, entre ellos la pequeña Clara, sordomuda, mientras el padre, transportista, pasa poco tiempo en casa.
El único horizonte laboral para una mujer en Ripoll está en el textil. Dolors Prat Coll, 14 años, entra en Filatures Gratallops y es testigo en primera línea de la dura huelga por las 8 horas en octubre de 1919. Fueron nueve semanas sin cobrar mientras esquiroles custodiados por la Guardia Civil hilaban infamia. Dolors, de las pocas que sabe leer y escribir, se dedica a hacer carteles llamando a la huelga. Se hace de la CNT.
Durante la guerra de España es nombrada secretaria del Sindicato de la Industria Textil de Ripoll y participa activamente en las colectivizaciones, logrando establecer por primera vez la igualdad de salarios entre hombres y mujeres. A igual trabajo, igual salario. Simple. De brazos acogedores, tendrá en casa a un chaval madrileño, Carlos, refugiado de guerra.
El final de la guerra la obliga a pasar la frontera con Carlos y su hermana Clara, todos destino al campo de concentración de Magnac-Laval, cerca de Limoges. En febrero de 1940 la suben a un tren con otros cientos y la mandan de vuelta a Catalunya. Pasará dos meses en la clandestinidad, en Barcelona, hasta que en mayo del mismo año vuelve a pasar la frontera, a escondidas y a pie, por Prats de Molló.
La vida en Francia bajo el aliento alemán no es fácil. Inmigrante indocumentada, trabaja como asistenta, cosiendo o incluso en una cantera. A finales de 1940 se instala en Toulouse, con tantos otros del exilio libertario, abriendo de par en par su casa a refugiados y resistentes antifranquistas.
En Toulouse permaneció como secretaria de la sección local de la CNT y fue muy activa en Solidaridad Internacional Antifascista. En Toulouse, en 1999, una mujer de 94 años que se llama Dolors Prat participa en primera línea en el movimiento de los Sin Papeles, que unos brazos acogedores siempre fueron una buena patria. Dos años después, en Toulouse, moría aquella mujer que había nacido un 8 de marzo, un día como otro cualquiera para celebrar la vida.